martes, 18 de mayo de 2010

Sueños Infinitos

Después de levantarse y abrir las cortinas, se dirigió a la cocina, aún desperezándose. Abrió la puerta del microondas y puso en él un pocillo lleno de leche, con un olor un poco fuerte, que le hizo recordar que tenía una existencia miserable lejos de aquéllos por quienes había dado todo. Estaba perdido en sus pensamientos cuando fue sorprendido por los tres pitos característicos del horno aquel, había pasado un minuto y medio en el cual parte de su vida se presentó, vuelta a vivir, vuelta a sentir junto con todos los hombres que él había encarnado en todo ese tiempo... 5 años realmente son mucho tiempo, sobre todo si has luchado por tus ideales...

Añadió un poco de miel a la leche, que por demás tenía un sabor insípido, medio cortado quizá, la revolvió con la cuchara -que otrora le fuere dada por regalo luego de tocar en el viejo bar, ya inexistente- y llevó el pocillo a sus labios, de un color rojo, muy tenue, casi café, debido a su color de piel; tomó casi todo de un sorbo, abrió las cortinas y las ventanas y el olor de ciudad, de barrio marginal, de calle arrabalera le devolvió la perdida mirada de lucha con que salía al escenario a sus 18, con la guitarra colgada, el pick de metal, la camiseta de megadeth y en su mente la canción con más energía que había escuchado: the evil that men do. Sintió entonces deseos de revivir aquel tiempo, que en ese instante se sentía tan lejano, tan distante, tan imposible y tomó la guitarra, ahora acústica y sacó, de la caja entre el closet, llena de polvo y de un horrible color cartón, las tablaturas con las que aprendió a tocar, y se sintió desanimado: no es lo mismo tocar solo.

Recordó entonces los días en que solían reunirse a tocar un piano, dos guitarras, a veces el bajo y de vez en cuando, muy de vez en cuando, una línea de vientos compuesta por un clarinete, tres trompetas, dos trombones y dos saxofones, ¡qué días! Tocaban horas y horas que deberían aprovechar para estudiar, pero no importaba, ahí aprendieron más de la vida que leyendo a Montesquieu, les gustaba el son cubano, del que solían provenir largas improvisaciones de cada instrumento, arreglos que sonaban a salsa, a merengue; ritmos de vals con acordes de clásica en la voz de Carlos, que cantaba como los dioses, rock progresivo, Dream theater dinámico, porque siempre se aburrían de ser tan técnicos, Maiden orquestado, Salsa hecha Jazz y líneas de Jazz en Smoke on the Water... ¡Que días!

Se acordó también de los primeros ensayos, en la casa vieja, donde siempre llegaban a hablar de sus cosas y realmente tocaban porque la música los llamaba a hacerlo, porque era bastante indisciplinados para ensayar. Solían mirarlo con cierta rabia cuando en medio de un solo empezaba a tocar otra cosa, porque le gustaba sorprender componiendo en medio de las canciones, cuando sentía que un bajo se acercaba a su guitarra con una melodía extraña en un ritmo de contradanza y con un toque de blues... Se vio también en el toque aquel donde la vio por primera vez, sus ojos negros, su delgada silueta y vestida de negro, con zapatos, tennis por cierto, de color amarillo, semi anaranjado, un jean azul entubado y un extraño capul, como el que tenía Bruce Dickinson . Estaban tocando She Wolf, en un excelente cover que hicieron de la versión larga, pero le daba pena, porque tocaba para ella y no pensaba que lo fuera, y sólo se concentró en el solo, que, de pronto, se volvió eterno, material, tanto, que entonces trató de ver a través de los acordes, de las notas, del taping, tanto, que el escenario desapareció y sólo quedaron él, Una muchacha y una guitarra, y la música... sólo estaba con la música, que se convertía en ella... Entonces, el ritmo paró, pero él no hizo caso y empezó a tocar Guns n Roses, si, como continuación del solo de She Wolf tocó Sweet Child o' mine y no perdió su mundo de la vista, ni de la mente porque a los de la banda les daba ya igual, estaban acostumbrados a esos cambios (como cuando tocó te busco después de Hangar 18....); el vocal empezó a cantar y él sólo se concentraba en sus ojos, tratando de imaginarla desnuda, pero era imposible, sólo podía imaginarse besándola eternamente, en un cálido abrazo; sintiendo su respiración...

La canción terminó, el toque terminó y luego vino una banda de thrash del de la vieja escuela, pero eso ya no importaba porque se acercó a la mujer que le felicitó por el cover de los Guns; tomaron un par de cervezas, de esas importadas, Beck's, tal vez, salieron, ella se fumó un cigarro, él la miraba, le hablaba de la vida, del trabajo, querían tocar por siempre, enseñarle a la gente el valor de la música sin importar el género; ella asentía, le decía la importancia de la música en la filosofía de vida, en la expresión de sentimientos, él le hablaba de Extremoduro, ella contestaba con Marea, con Fito, con Calamaro y él le volvía a hablar de Gardel; quedaron de volver a verse...

Pero la vida es injusta, la banda se acabó y él recuerda ese triste momento; un porro, el bajo casi llorando, con la camisa teñida de rojo, reventado y el vocal en el suelo, agonizante... La ambulancia tardó en llegar y murió desangrado, pero sonriente, diciendo que a fin de cuentas no era tan rockero porque no murió como Bonham, pero murió como MayhemRequiem de Mago y él escucha, una vez más, su voz cantando "te escribo estas líneas en papel, espero que dónde estés el correo llegue bien. Por aquí todos estamos bien, luchamos por vivir, como aprendimos de ti..." le saltan las lágrimas y recuerda entonces que nunca volvió a ver a la mujer aquella del bar, porque la última vez que la vio salió en un periódico amarillista de esos que por aquella época abundaban... se había colgado por la muerte de su mejor amiga, un encontrón por un hombre, aparecía su foto, con los ojos bien abiertos y llorando, con lágrimas aún. Sus lágrimas escaparon y no pudo evitar coger la guitarra y estrellarla contra la pared, gritar hasta quedar disfónico y salir corriendo por las calles del barrio, hasta la avenida principal donde...después de cruzar y quedar ileso, fue hasta el bar aquel y pidió la misma cerveza. vio tocar por primera vez a una banda y luego se sentó... Infinite Dreams I can't deny them...Infinity es hard to comprehend. cantó, y esperó a que amaneciera. 

jueves, 13 de mayo de 2010

Al final...

Tomando prestadas las preguntas del Fénix, daré mis propias respuestas (espero no te pongas brava o cosa parecida).

Un momento del día: La noche
Un estado climático: Soleado con cielo azul
Un gesto: Una mirada al cielo
Un deseo: Libertad
Un sentimiento: Melancolía
Una palabra: Trizteza
Un poema: Walking around
Un poeta: Mario Benedetti
Un libro: La Insoportable Levedad del Ser
Un cuento: Uno bajo la lluvia
Una canción: Una Sonrisa al Atardecer
Un cantante: Victor García
Un motivo: La Nostalgia
Un invitado: La Soledad
Un recuerdo: Rock al Parque 2009
Un sueño: Mirarme desde fuera

De resto, nada, sólo la Utopía, ya que el original va hasta la parte del sueño y la pregunta queda sin contestar, al final... sólo tomar prestados versos de otros autores, que conocen más de nuestra vida sin conocernos que nosotros mismos, que la vivimos. Al final, la vida te corta las alas de alguna extraña manera y te retas en el diario de existir, en el guión de aquella boda de sangre con la muerte, obra que sin estrenar se ensaya y sin ensayar se presenta en medio del caos infinito de la existencia, pesada y leve que presta el cuerpo, donde se esconde el ser.

Después de esto, soñar y nada más, como el tango, un mundo de ilusión, soñar y nada más con un querer arrobador, soñar que tuyo es él y vive para ti, soñar siempre soñar que dicen que en amor es triste el despertar. Después del sueño, sólo poesía, sólo música celeste de alegres trompetas que nunca se oirán, porque el mundo está triste y la gente no sonríe, ni siquiera acepta que está viva y se compara con los muertos, que... tristes a su vez, se limitan a existir, aún en la muerte, por la tristeza que les invade, por la miseria de los vivos y la esencia de la muerte...porque la salida no fue aquélla.

sábado, 8 de mayo de 2010

Walking Around, de Neruda

Walking Around
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.


Pablo Neruda

domingo, 2 de mayo de 2010

Desesperación

Me encuentro en la misma esquina, queriendo morir; Creo que con eso se resume todo, la música ha hablado. La verdad es que me encuentro llorando por un problema que es mío, sólo mío y que sabía que en algún momento debía enfrentar: la Libertad.

Desde el momento en que decidimos iniciar sabíamos que podría pasar; ése era el miedo mutuo, el eterno enigma sobre el cual se fundaba la posibilidad de dar fin a nuestro minuto de eternidad...
La cobardía que me asalta siempre en las decisiones, en el control de mis emociones han desatado el caos en que se encuentra hoy mi mundo: sufro porque las amo, pero tengo que arriesgar demasiado, de un lado, terminar con todo e ir, una vez más, sin miedo al dolor, solitario, con un final quizá peor que el de la última vez... Por otro lado, quedarme en mi minuto de eternidad, negándome a enfrentar una realidad, sintiendo que le fallo por no ser capaz de enfrentar mis miedos; aunque, ya para este momento se aproxima un final digno de un personaje como Hamlet: tenemos que hablar, porque te siento extraño... Esto está marcando mi vida en este momento, el resto son banalidades, idioteces que no hacen nada por ni con mi vida.... El problema es que el Tiempo ha hablado y caerá sobre mi la sonrisa cínica de la Soledad, porque no creo que una vez terminada una relación, la otra vaya a empezar...

sábado, 1 de mayo de 2010

La encrucujada

Despierta el día menos pensado,
el más pesado de todos los días, el "día",
presentimientos, citas y citas,
unas de personas, otras con personas;
el paisaje iluminado por gris luz de cielo,
por rumores de llovizna y brizna de tristeza,
de nostalgias disfrazadas de alegrías,
de tristeza y valentía,
melancolías,
me alejo,
pienso las historias, falsas alegrías,
camino solo en el mar de gente y entro, tarde fría
el centro abarrotado de enanos vestidos de galleta,
recibo el paquete y divago:
estoy solo hoy... qué porquería.

La música se pierde en el ambiente,
la guitarra sueña al pasodoble compás,
suena la cumbia amarrada al redoblante,
a la traversa flauta que, sin más
suena libremente.
Luego el Coro, se presenta en medio,
Haendel, suenas y me das miedo
percibo mi historia y solo me encuentro...

Camino,
hago camino en mis pasos perdidos
y pierdo la imagen, sigo al destino;
paro un segundo y descubro, escribo,
dibujo el camino del museo,
subo la escalera y pregunto al abismo,
¿padres de la Patria, cuál es mi recorrido?
pero no me responden y siento el vacío,
me pierdo en mi alma y ahí, ahí está el hastío.
Vagos pensamientos de lúgubre abrigo,
de posibilidades imposibles,
de hábiles ríos,
de sueños rotos y amores perdidos.

Las estatuas calladas y los ojos extraviados
hacen que la calma se espante y la impaciencia, ataviada,
se sienta importante,
se apodere del ser, no tan pensante,
que pregunta a la luna menguante,
que más bien será llena,
cómo no ser un cobarde.

Camino sin sentido,
sin alguna orientación,
llegar al centro, a la exposición
y aparece la gente, como distante,
como amorosa, quizá amistosa,
que no pensaba verme, que no imaginó verme, porque no hay explicación,
sólo un "caminante no hay camino" que insta en saludar...

y luego está el encuentro,
¡oh melancolía!,
qué eterna ironía, nada pasa,
sólo la conversación, sólo el café,
sólo la historia,
esa historia de tu vida y de la mía,
que te encuentra intacta
y me encuentra sin cambiar,
sólo esperando el impacto,
que no sucede, pero deja la cuerda,
anzuelo de ilusiones, decisiones,
que, después de la tarde,
no perdieron su sentido,
antes bien, allí han salido,
sin respuesta alguna,
sin un acto decisivo.


Poema tristísimo, de Gonzalo Arango

Poema tristísimo

Si muero
te invito al sol
alma mía
y no olvides
llevar tu cuerpo
Sufriremos felices
y juntos seremos
carne de luz
en la memoria de Dios
Y si no hay Dios
lo mismo da
Recordaremos el sol
que tanto nos gustaba
allá en Cali Colombia
Nuevo Mundo ¿Recuerdas?
¿O era en la luna?
¡Lo olvidé!