martes, 20 de diciembre de 2011

Yo no estoy aquí

Yo no estoy aquí, y no es porque no quiera, sino porque nadie me ve. Cada mañana es una tortura; salgo a caminar y la gente que pasa a mi lado hace como si no estuviera ahí, quizá es que realmente no lo estoy, no tienen problema en atropellarme sin pronunciar palabra, en pisarme o pasar por encima mío, como si de algún objeto inanimado se tratara.

No estoy en algún lugar ni aún cuando grito, aun cuando me despedace contra el concreto de los postes de luz y las manchas de sangre adornen el piso con ese color rojo que me recuerda la época en que puedo decir que vivía. Acá no hay nada, nada lo vale, quizá por eso es que no estoy para ellos, porque este no es mi lugar.

Sucede que me canso de ser hombre, como diría Neruda, porque mi mundo no es el de los humanos, no es el de la gente que camina sin verme, que grita bajo la lluvia la maldición de no llevar una sombrilla. Mi mundo es la fantasía de morir con cada gota que cae para nacer en otros mundos, donde el cemento no es tan gris, ni la vida una rutina.

 Por eso, cuando las nubes se juntan para azotar la monotonía de esta vida, mi corazón se alegra y ya no importa si me pasan por encima, si me ignoran, porque en ese momento soy realmente yo quien está parado sobre mis pupilas, caminando entre las nubes y las gotas, que son clepsidras que miden mi imaginación.

La sangre que derramo sobre el suelo se limpia y las penas agonizan en los charcos, mientras en mi ropa mojada nacen sueños que regalo en cada escrito, en cada pensamiento, que dejo en todo lugar. Cada hombre, entonces, es un mundo al que quiero llegar, aunque sea hostil y no me acepte, aunque no me vea y me pisotee.

Cuando llueve, soy yo, pienso, luego existo, como diría Descartes.

2 comentarios:

  1. "Mi mundo es la fantasía de morir con cada gota que cae para nacer en otros mundos".
    Buen texto. Buena utopía.

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