viernes, 13 de enero de 2012

El adiós

(Mientras se prepara para leer un gigantesco tomo de antología de la poesía universal, el ruido de la puerta se escucha. Se levanta para ver quién es, abre la puerta y es recibido por una mujer, que le da un beso en la mejilla. Ella lo abraza y le dice algo al oído, empezando la conversación).

-¿Por qué habría yo de dejar todo atrás y quererte? ¿Por qué dejar mi familia, mi hogar, mi historia e ir tras de ti?

-Porque tu siempre me has amado, intensamente. ¿Lo olvidas?

-Por supuesto que no, pero conozco mi historia y no pienso repetirla. Quizá a ti se te olvide que pasé por muchas cosas terribles contigo antes de poder llegar a amarme, ¿no te parece?

-Para nada, sabes que todo fue una serie de errores, no tienes idea de lo que he sufrido después de saber lo que hice. Los días y las noches se han vuelto más largas desde entonces y no he podido dejar de pensarte... Mi vida no ha sido igual y, con el tiempo, con estos años que se nos han ido sin estar, sin ser, he aprendido que eres tu quien me hace valer, quien me impulsa a vivir. Ven conmigo, vuelve al lugar al que siempre debiste pertenecer.

-No creo en tus palabras, mujer, han sido diez años de agonía.

-Las cosas han cambiado, así como yo. No existen motivos para engañarte, no los hay para dejarte. Ven conmigo y vive la fantasía que jamás pudiste realizar. ¿Qué esperas?

-¿De ti? Nada, ya no espero nada. Mi vida la construí a partir de mis fantasmas y mis experiencias, de mi pasado y mi presente. No eres más que una imagen, eres sólo un nombre que me recuerda cómo debo actuar, cómo debo olvidar. No existen razones para vivir "mi fantasía".

-Y... ¿No son mis besos las razones que buscas? ¿No son mis labios los sueños que te encuentran en medio de las noches de verano, estrelladas y sin luna, razones por las qué luchar?

-No lo son ahora y los sueños... Sueños son.

.-Pero también la vida es sueño, no se te olviden las palabras de Calderón. Y el sueño de tu vida soy yo, ven conmigo, quédate esta noche, seamos uno, para siempre.

-Por favor, no pretendas que te crea, excusándote en Calderón. Traro de expulsarte de este infierno sobre el que edifico mi vida y allí soy feliz. Si esta vida, este Averno, fuese un sueño, sería pesadilla y podría despertar, o dormir infinitamente, soñando algún cielo. Sin ti.

-Ven conmigo, déjame reencontrarte. Hacer esa vida perfecta, que siempre soñaste, que ahora yo sueño. Vive el tiempo conmigo, haz realidad ese sueño.

-No me pidas que recuperemos el tiempo que nunca tuvimos.

-¿Acaso no quieres estar conmigo?

-¿Realmente estás aquí?

-¿Por qué siempre me preguntas eso?

-La razón es simple. Siento que muchas veces no estás, no porque no te vea, no te escuche o no te sienta, sino porque, parafraseo a Pizarnik, siempre existirá el miedo de otra imagen, el miedo de otra imagen.

-¿Otra imagen?

-Así es, otra imagen. La tuya distorsionada por mis ilusiones.

-Entiendo, pero puedo asegurarte que soy tu realidad, que soy tan real como el corazón león, llevado a juicio por tu caballo.

-¡Eso es! Tu eres una imagen, nada más.

-¡Respétame! Lo siento... ha sido un lapsus. Comprenderás que siento nervios de estar aquí, me invade esa timidez de antaño, la que dejabas en los ojos de las estatuas.

-Fíjate en cómo vas desapareciendo con cada cita que me robas, con cada palabra colocada por mi en esos labios que no te pertenecen, porque son los míos.

-Adiós entonces, perdiste la oportunidad de vivir el sueño de tu vida.

-Hace mucho tiempo que dejé de soñar historias que cambian mi vida de repente. Ya no espero nada.

(Ella desaparece lentamente, mientras el vuelve a la lectura)

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