viernes, 13 de marzo de 2015

Nueva percepción

Hola de nuevo.

Quizás estas líneas sean poco coherentes con otras tantas que se han escrito, en el mismo sentido. Cuando todo va mal, sólo puede ser tristemente peor. Y así ha sido, hasta hace un par de años. Julio de 2013 será el punto que marque la ruptura entre lo que fui y lo que seré. Considéralo un presente.

Han pasado tantas cosas que estos meses caen como décadas en los que cada día del calendario se siente como una pequeña eternidad, llena de utopías y anacronismos en los que aún me siento a pensar cuando no hay más. Pareciera ayer que íbamos de la mano pensando en llevar una vida juntos, que jamás nos separaríamos y que, después de todo, siempre estaríamos allí, el uno para el otro.

La realidad es que el engaño de nuestros sentidos se torna cada vez más evidente, como tus detalles obscenos, tus simpatías absurdas y el conflicto de tener que tenerte al lado, como quien lleva su piedra en el zapato.

No había, entonces, mucho por decir(nos), desde el principio se vio el final y las líneas que un día fueran venas por las cuales fluía la sangre de tu inspiración se secaron para convertir mi escritura en arena y erosión. Mis palabras, un desierto sin oasis en que no había nada sino tú, una imagen idealizada de un pasado inexistente, aflorando entre las piedras de una única ocasión: una noche, una noche toda llena de murmullos y canciones repetidas que marcaban un final. ¿Coincidencias?, No, sólo la imposibilidad de lo inevitable: La vida, en su máximo esplendor.

Ahora... ahora eres una planta atada a tu lugar de nacimiento, echando raíces en el último rincón del mundo incivilizado del que provienes, como quien no tiene más qué hacer y decide quedarse en su estanque, a salvo del mundo exterior, perdiendo la perspectiva del horizonte.

Yo no soy un hombre libre, pero trato de hacer frente a mis cadenas. A lucirlas y a utilizarlas para atacar a quien me oprime. Unas veces mi pasado, otras tantas tú, como fantasma de aquel tiempo irrenunciable que alguna vez fui yo.

Ahora, camino bajo la mirada de las parcas, esperando la oportunidad para escapar y condenarme a la libertad de crecer, de ir a algún lugar en el que pueda ser, simple y plenamente por un tiempo, para después volver y echar raíces donde nunca nada crecerá, pero después de haber visto el mundo, estar en ese más allá.

Quizás no llegue con alhajas doradas, ni con riquezas. Pero habré cumplido un sueño más grande que mi sueño en vos: Por fin seré yo. 

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