Imagine que camina por un bosque oscuro, muy oscuro, lleno de pinos y cipreses, usted mira el suelo y ve una línea que divide las hojas; evidentemente llama a usted la atención la perfección con que se ha hecho esta línea: diez centímetros separan las hojas caídas de su lado derecho de las de su lado izquierdo y sus pies pisan las hojas, sin hacer defectuosa la famosa raya. Levanta usted un poco la mirada e... imagine que a lo lejos, hacia el horizonte bañado por la luz del crepúsculo, se ve algo como un panteón; de un hermoso color gris, como hecho de mármol muy fino y adornado con la estatua de un ángel.
Usted ve entonces que la línea se dirige hacia allá y siente esa curiosidad (sí la misma que mata al gato), esa inmensa curiosidad que le da cuando mira películas de suspenso, esa curiosidad que le produce algo de espanto pero que hace que, de lo más profundo de su ser surja la valentía que le invita a continuar, y se dispone usted a correr en dirección del horizonte cuando, no sabe usted de dónde, se oye un ruido... un sonido espantoso, como de muerte...
Voltea usted en todas direcciones, tratando de saber qué lo produce y encuentra un hombre en el piso. Usted, que no sabe qué hacer, saca una moneda, es muy brillante, recién acuñada supone. Elige ayudar al hombre, que parece agonizando en su gabán gris oscuro y pantalones azules, si sale el valor de ésta y decide continuar su aventura hacia lo desconocido si sale el símbolo que se encuentra del otro lado. Usted lanza la moneda y los rayos del sol, que poco a poco van descendiendo, cruzan la moneda, que cae, lentamente pero girando rápidamente y se detienen en la raya que usted ha divisado al principio... ¿El resultado? Debe usted continuar con su aventura.
Usted ha recogido la moneda y se dispone a avanzar. Da un par de pasos en dirección del panteón y siente que algo lo toma de su pantalón. Usted da un pequeño brinco en su lugar y siente la espalda fría, como cuando ve las películas de terror y aparece el asesino. Respira un poco y voltea, quien lo toma es ese hombre de gabán. Usted se agacha y lo pone contra un pino que está cerca. El hombre le pide el favor de no acercarse, advirtiéndole del peligro que existe al hacerlo en la noche y usted, que siempre carga una pequeña botella con brandy, le ofrece un trago. El hombre lo toma de un sorbo y cae dormido, entonces usted ,que es bastante inteligente, revisa al hombre para ver si está bien y no encuentra nada, el tipo se encuentra perfectamente y le entra la creencia de que posiblemente trame algo al tratar de alejarlo, como un tesoro escondido o un asesinato recién perpetrado, o quizá sea miembro de una banda de ladrones o un ayudante de un loco que se cree científico. El hecho es que, ya se imaginará, usted decide amarrar al hombre al árbol con la ayuda del gabán que le acaba de quitar para revisar si él esta bien y prosigue.
Usted camina unos treinta pasos y le da la impresión de que la casa le huye, cada paso que usted avanza le parece que la construcción se aleja unos tres y por eso usted se lanza a correr dejando tras de sí cientos, quizá miles de árboles, siempre pinos y cipreses y encuentra usted una mata de café. Se detiene. Usted se acerca a la mata de café, tan extraña en ese bosque de pinos y cipreses y la examina, pensando que quizá sea un pino enano, pero no, es un cafetal y ahí está, frente suyo. Usted, sorprendido, examina el árbol y se encuentra con que los granos que de él salen, son brillantes, muy brillantes y entonces usted se acerca y toma uno, y... ¿qué cree?, los granos son de diamante y esmeralda, perfectos y sumamente bellos. usted toma un par de éstos y los pone en su bolsillo, porque debe continuar; sólo piense: si el árbol tiene esmeraldas y rubíes, ¿qué no habrá dentro del panteón aquél?
Usted continúa corriendo a través de los pinos y los cipreses y ya la noche ha caído, usted continua siguiendo el perfecto trazo de aproximadamente diez centímetros que separa entre sus pies las hojas en dos montones, y sigue viendo árboles, en un paisaje perfectamente uniforme y uniformemente perfecto, ve, por casualidad, huesos de personas y siente algo de sudor frío resbalando por su espalda... Se estremece usted un poco y se detiene; no hay trampas, no hay señales de maltrato y esto usted lo sabe porque muchas veces el morbo le ha ganado y a visto imágenes de autopsias y algo ha aprendido. Se acerca usted a los huesos y un sonido espantoso lo pone amarillo, verde o blanco, según su preferencia para tener un susto de muerte, y nota usted que la expresión del cadáver que hay cerca de los huesos es de miedo. Parece que el hombre murió viendo al mismísimo diablo y que murió de susto, pero eso a usted no le importa porque su curiosidad de acercarse al panteón aquél es más grande que el miedo de ese muerto y aún más grande que el suyo propio.
Usted se va acercando, desesperadamenteefectivamente lo está haciendo. Avanza entre las hojas de unos árboles que no conoce usted, pero que hacen mucho ruido al bailar al compás que dicta el viento, pisa las hojas que hacen un barullo espantoso y llega a la puerta. Está cerrada.
Usted forcejea y trata en vano de abrirla por su propia mano. Al ver que no puede, toma un palo y procura romper ese artefacto raro, informe que hace las veces de candado para poder ver qué hay adentro. Después toma su encendedor y hace un arrume de hojas, usted prende fuego y no se da cuenta de que todas las hojas del rededor están secas y desata un incendio y ¿sabe qué es lo que pasa? El panteón se quema y usted queda en suspenso, sin saber qué pasó.
Definitivamente... Causa tanto placer leer este blog, esta excelente. Felicidades hombre.
ResponderEliminarmil gracias, espero haya causado en usted el efecto esperado, de suspenso y saber cómo termina. Aprecio mucho su comentario
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