lunes, 4 de octubre de 2010

prosa para una amiga

¿Recuerdas cuándo las horas se pasaban tan rápido, cuando hablábamos de todo y nada, y del amor, imposible para mi en aquella hora?
Te pregunto mirando tu sonrisa, que brilla como siempre, si aquel día pensaste en mi,  mientras yo miraba las nubes sin saber de ustedes dos que estaban en el pasto dando rienda suelta a su amor. Te digo también que aquel día en la biblioteca la pasé muy bien contigo, haciendo locuras inimaginables, como ir al primer lugar sin pensar cuál era y hablar de besos con sabor a fruta y de pesebres hechos con tugurios y gente pobre, llenos de montañas a la salida de Bogotá...
Te miro en la distancia y aun pienso en tu sinceridad, en la cruda realidad que otrora atrapaba mis sentimientos en contra de lo que tu pensabas y luego recuerdo mis lágrimas pidiéndote perdón por la razón que tienes siempre, tu que nunca has fallado con tus opiniones...
Te digo, amiga mía que la vida nos unió por algo en singular amistad y en extraña armonía, nos unió la vida entonces en distintas posiciones y en extraños miramientos, pero siempre unidos por algún viento, que unas veces a favor, otras contra el movimiento hicieron de nosotros amigos que se escuchan, que están ahí aunqe anden lejos; como si quisiesen dioses de otro momento mirar por la ventana y no ver caos, no estar violentos y simplemente detenerse y descansar, a la vista de amistad de dos cuerpos diferentes que encontraron amistad.
Te digo amiga mía, que en mi vida has influido y que no hay desatino cuando te veo, de vez en cuando en mi camino, diciendo tantas verdades, como si fueses destino, como si fueras profeta para este pobre individuo que simplemente te escucha, porque no es adivino.

Algún día recordaremos con orgullo, o con tristeza o alegría esos días en la universidad del Rosario, o en el chorro de Quevedo, o en tu casa de direcciones imposbles y transmilenios que pasan a ciertas horas. O quizá veremos despertar el día, después de una noche de charla larga y tendida a la luz de las estrellas de la hermosa Bogotá, ¿o será en Puerto Carreño? lo olvido, una vez más.

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