lunes, 4 de octubre de 2010

Esquizofrenia

Estábamos en la luna mirando la tierra en todo su esplendor, viendo el sol y las estrellas que reflejan nuestra voz, aunque estemos en el vacío y nunca se propague. Miramos la nave y el transbordador y sentimos nostalgia de tener que volver al mundo de la soledad colectiva; no quería volver a escribir, necesitaba de la compañía de las estrellas para ser feliz, ya que con su tristeza se había hecho rico, no quería volver a cocteles y reuniones, a ruedas de prensa y fanáticos que no entienden de sus puntos de vista.

Ahora que lo pienso, lo mejor que había podido hacer era irse de la tierra; una locura para todos los que respetaban la cordura del escritor, que siempre agradó en todos los círculos, pero él siempre lo quiso hacer y en realidad era tan rico que por eso lo hizo. Un mes de entrenamientos básicos y un equipo de 15 personas para viajar hasta al estación espacial en donde estaría un mes, un mes que fue eternamente gratificante, porque no debía pensar, simplemente sentir. No le remordía la conciencia esa soledad, porque allí realmente se sentía a gusto...

Me dijo entonces que le acompañara, no quería que me quedara sin ver la tierra desde fuera; a mi me asustaba la idea pero de todas formas accedí y aquí me encuentro, mirando Egipto desde encima mientras el escritor está saliendo en su traje hacia el vacío. Una luz roja parpadea y yo sigo viendo Egipto, un hombre se acerca a mi y me grita algo que no escucho bien, yo sólo pienso en la soledad del escritor que ahora está sacando algo de su traje.

Un cometa que se acerca a una gran velocidad y deja ciegos mis ojos por un instante, pasa cortando la luz de las estrellas y ya no veo su traje. El escritor ha desaparecido y se está enviando una transmisión a la base de la tierra, escucho nombres y coordenadas y se ordena el regreso. Voy a mi silla y al sentarme un hombre se acerca...

Señor, usted ha sido detenido por la muerte del escritor JCB, tiene derecho a guardar silencio, cualquier cosa que diga será usada en su contra. 

Ahora me encuentro en un sanatorio, en el juicio dijeron los de la tripulación que me puse furibundo, tomé un arma que estaba en la maleta del escritor y amenacé a todos con romper los cristales y despresurizar la nave, olbigué al escritor a avanzar con el traje hacia el cometa y esperé a que pasara.; dijeron también que el escritor dijo que yo le recomendé hacer este viaje, que lo hacía porque confiaba en mis habilidades como terapeuta y nunca le he fallado.. La verdad, yo solamente estaba mirando Egipto desde el interior de la nave.

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