jueves, 25 de noviembre de 2010

Nasciturus

...Porque uno debería hablar del tiempo que transcurrió antes de haber nacido...

Habían pasado unos años ya, dos, tal vez. La lluvia caía y el aire de tormenta empezaba a volverse más concreto, cada gota se agrandaba hasta volverse tan fuerte como las rocas y la ciudad taponada amenazaba con caer. Cada suave movimiento hacía que las ideas se revolviesen: en ese momento empezó a pensar.

De aquel día sólo pasó por su mente una frase, que siempre le acompañará: "non est magnum ingenium sine melancholia". Con el paso de los días las ideas que surgieron de ese pensamiento llegado de la nada fueron decisivas para lo que llegaría a ser su vida próxima; el paso de los meses hizo que en su mente se formaran ideas sin título alguno pero de verdades inigualables, como el tiempo de ilusiones que luego avecinaría su corazón y el despertar de la realidad impura, siempre triste de no concretar, de desesperar en medio de la línea que separa al placer y el dolor, de odio a emociones que de afuera le llegaban. Escuchaba la carta de su padre a sus amigos y sentía en cada frase el espíritu que en ella se puso, experimentaba la misma sensación del escritor de aquella epístola y daba algo de esperanza a su futura vida; también llegaba a sus oídos la canción de Dave Mustaine y en su mente taladraba esa conciencia de perro, de siempre estar ahí... También asociaba el poema de Benedetti a la carta de su padre y comprendía que pensar en los amigos hace que "la calle del sol tempranero se transforma de pronto en atajo bordeado de muros vegetales", y pensaba en relatos sin título y canciones de WarCry que escuchaba, de repente, en los ratos de ocio de aquellos que la vida le habían dado. Antes de nacer ya pensaba y ya vivía, a tal punto que podía imaginar silencios de miedo inmenso, de desesperanza por voces hermosas que conocía y le hablaban de cosas que detestaba; hacía tratos con Benedetti y con amigas imaginarias para contar con él, simplemente, en vez de llegar a un número determinado, pensaba en los cambios de esa vida sin regreso que luego él debía asumir. Pensaba el corazón en valles destruidos y en la historia de un hombre a punto de besar a su amiga de nunca, a su amiga de siempre que se despedía a la luz de las estrellas de esa noche, pero que paraba en último momento para despedirse con un "adiós amiga, nos vemos después", mientras recitaba al desconocido Marcelo Javier Silva hablando de elecciones; un eterno "si tuviera que elegir" que le llevaba a discusiones más profundas acerca de la razón a la respuesta de cuestiones, pensaba en el eterno elegir en que la vida ha de moverse y entristecía...

A su amiga inexistente le declaraba su alegría, alegría de verla etérea y de haberla conocido en medio de sus vacilaciones invisibles y superfluas, como en ese momento él...Creaba cartas de amor erótico a trompetas imaginarias que se perdían en la distancia, confesaba su tristeza de no tenerla allí en el vientre para volver a sentir el suave ruido de sus notas, siempre brillantes, en el viento que da al mundo y contestaba a su amada amiga, amiga del alma que también era él un príncipe asulado, porque a su lado resplandecía y salía lo mejor de sí. Sentía al titiritero de la mente empezar a apretar las cuerdas en su interior y pensaba en eterno verano, aunque fuese invierno (bonita venganza para la tristeza que aquél genera, sobre todo si proviene de una frase miserable como la que ha de esperar un eterno enamorado, digamos Dante de su Beatriz...) y se reía de la posibilidad de un reflejo que habla a quien está al otro lado del espejo... a carcajadas pasaba las tardes al darse cuenta de lo absurdo que resulta no saber que el falso espejo (como el cuadro de Magritte) hace que sólo se vea la parte mala en la oscura realidad...

Descubría realidades al interior de ese vientre y reconocía la permanente huida en que vive la gente; salía a relucir que siempre ha de estar corriendo de verdades inevitables y soñaba con sueños de papel convertidos en ceniza, para liberar esclavos pensamientos que almas orpimen. Pensaba en sueños desgastados de tanto ser soñados y en papeles de mundos diferentes creados a semejanza de ideales irreales... y luego quemados a la sombra del lirio hermoso, flor de lis, flor de las heridas que se presentaba en su cabeza como salvación...Pero se transformaba en rosa en la luna creciente de la madrugada decadente y entonces escuchaba a Amado Nervo y no entendía cómo podía ser que no hiciese nada si una espina le hiere, sentíase como Martí, como "un león enfrenado" por la melancolía, que traía a colación a Silvio Rodríguez para tomar una bocanada de aire y esperar que el cinismo venza a la realidad que imaginaba: estaba mal y lo negaba... la vida se aproximaba y él se mentía... Pero era momentáneo el sentimiento porque luego deseaba tener amnesia y olvidarse del alma ahogada en las penas de imágenes imaginadas de cadenas de rotas ilusiones y pedazos de corazón raídos por las garras de la suerte; luego pensaba en tomar las armas y retomar el combate de la vida que acercaba, se veía soñador de pupilas brillantes de alegría, realmente tristeza con el reflejo del espejo inexistente, el verdaderamente sabio alter ego que, tras una mañana de invierno, le venía a despertar... Y así llegó al mundo

1 comentario:

  1. Habría que verse al respecto algunos escritos anteriores...quizá luego se publiquen acá.

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