martes, 18 de enero de 2011

El loco

Mientras veía el hombre loco gritar su charlatanería, su risa se volvió incontenible y, con cada carcajada y cada bocanada de aire para poder seguir riendo, su cuerpo iba tomando un color extraño, y su ropa iba cambiando. Cuando su risa terminó, era él quien gritaba estupideces.

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