miércoles, 26 de enero de 2011

Mundo vacío

Las palabras no salían y su desesperación era creciente a cada instante, porque el trabajo es el trabajo y se necesita pagar por todo, porque al final uno no escribe por escribir, sino porque uno debe tener con qué comer.

Dio un par de vueltas por la habitación y no encontró nada. Releyó viejos autores y cuentos olvidados y no sacó nada nuevo, estaba perdiendo su tiempo... Y después salió a caminar, pero no había nada en el mundo, estaba vacío y gris, como las tardes de lluvia en una cárcel, o como la risa de un payaso, siempre infeliz.

Continuó con su camino a ninguna parte, en la aventura de encontrar el camino a la inspiración, pero en el mundo ya no quedaba nada, sólo hombres sin rostros y mujeres calladas. No había en el mundo una palabra nueva o una pintura fresca, ni siquiera una canción reciente. El mundo era un vacío eterno y gris, y no existía la inspiración, así que volvió a su alcoba y allí se quedó, sentado frente a la ventana de un mundo distópico en el que no existe la imaginación.

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