viernes, 7 de enero de 2011

El toque

Y salió ella corriendo cuando la canción acabó, mientras que yo simplemente veía que allí estaba Andrés coqueteándole a una rubia de minifalda; la mujer de sus sueños, decía, pero igual todos sabíamos que era un polvo y luego otra vez a vagar, finalmente para eso era que cantaba: puro sexo, drogas y alcohol, porque la música no le importaba.

Y empezó entonces a sonar Pupilas lejanas, comprendiendo que él ya no me quería, que ese amor que me tenía era una completa farsa. Y yo le había creído al malparido ese, miserable perro, ojalá y resulte con una venérea. Y me quedé hasta el final de la canción y luego corrí, corrí porque le vi la puta sonrisa de depravado con que le cantaba a la zunga esa, mientras que de mi se reía con la mirada. Hijueputa, pero no me la vuelve a hacer, ya las va a pagar.

No tengo idea de cómo carajo va a reaccionar esta mujer. Siempre lo mismo, que venga, que traiga, que vaya, que tengo que ayudarle con los trabajos, en fin. Si, ya sé, ¿ya las guitarras están afinadas? Bien. ¡Agh! ¿qué le digo? ¡Claro! Jajajaj, breve. Ya voy, espere que estoy mirando qué vamos a tocar. Si , listo, pero acabemos con la de los Pericos. Vale, no hay problema, nos paga la mitad ahora y el resto luego de cerrar. Si señor, no hay problema con eso; ¿me permite un momento? Aló, no, no sé mujer, qué vaina, no puedo ayudarte, estoy cuadrando con el tipo del bar. Si,  pues si toca pagar, paga, luego arreglamos. Si, pero ya no jodas más. Bueno, si... como digas, chau.

Salí para el toque, sabía que él estaba ya allí en el bar y entonces corrí y corrí, como alma que lleva el diablo, por los barrios completos, igual, el bar no estaba tan lejos de casa. Llegué a la puerta y di lo que costaba el cover, pero ahí las cosas se pusieron raras, porque yo nunca había pagado para entrar a sus toques. De mala gana le di al tipejo la plata, casi echándole el billete en la cara y seguí.

Definitivamente era alguien que la vivía ocupado, pero no importaba porque lo quería mucho, aunque últimamente fuera algo distante; no importaba porque me había dicho que me esperaba. Aunque me dolía que me dijera que no jodiera, eso pasa por andar preocupada por seguirle los pasos... Bueno, por algo será que el triunfa y yo no... 

Subí las escaleras que daban al bar aquél. Allí estaban ya las primeras canciones, sonaban tan genial como en los ensayos, como en los discos de los intérpretes originales. Música de Bob Marley, de Gondwana, de Fidel Nadal que sonaban mejor con esa voz de dios que tiene. Pero miraba que su vista estaba ausente, como pensando... No, como mirando a otro lado. Sí, eso era, estaba mirando a otra parte, no a mi, su mirada estaba fija en la perra esa, si, la de minifalda que estaba atrás, cerca de la barra. Ya la había visto yo antes, en otros toques, pero él dijo que no era nada, que simplemente le parecía bonita, que no fuera celosa, así que no me preocupo.

Bueno muchachos, y esta va, ya para finalizar, con una dedicatoria a una persona aquí presente, ya se dará cuenta. Es un cover de Los Pericos que espero que disfruten. Ojalá que esta vieja se de cuenta de una vez y no vuelva a joder más la vida, finalmente ella se los buscó y, además, esa de la minifalda está re buena. Un, dos tres, cua...


 Pero bueno, la nena corrió y yo salí tras ella, eso sí le digo, la pobre lloraba a cántaros, mire, no me va a creer pero yo digo que esa nena daba la vida por él, y así fue, no me lo cree, pero échele ojo, ella saltó a la calle y Andrés vio cómo el camión ese le pasaba por encima y ni se inmutó. Pero le juro que ella se le quedó metida en la mirada, porque ahora lleva las pupilas lejanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario