viernes, 7 de enero de 2011

La espera en el parque

Las horas pasan mientras te espero, sentado en un parque de esta gran ciudad. Veo pasar segundos que quieren ser minutos en las patas de un perro alegre que se revuelca en el barro que queda de los charcos que antes echaban arena, mientras una señora corre desesperada gritando que por qué tanta desdicha si acaba de pagar una gran suma de dinero para bañarlo. En ese momento un loco pasa y me dice que por qué tanta alharaca, si la señora tiene tanta plata, que más bien dé a los pobres, por lo menos una papa, que pobres hay muchos en el mundo, en vez de malgastarla.

Pasa después una moto, contra toda norma de tránsito y los segundos son ahora minutos en el viento que corre sobre las llantas y alcanza a llegar a mi cara; caen gotas desde el cielo y la moto mata a un niño, que jugaba con el viento que se lleva ya mi tiempo, luego llega un policía para ver qué es del muerto y las lágrimas le salen, de sus ojos agua llueve mientras las viejas chismosas de las cercanías del parque se acomodan en la alfombra que hace el pasto, todas de pie, sedientas de la sangre del niño, líquido algo espeso que pinta el pasto como la salsa de tomate al arroz,, y todas, todas hambrientas se acercan y huelen, y las veo como lobos en la estepa, cazando en manada, o como buitres del desierto, detrás siempre de alg´'un cadáver. Llega entonces un periodista, de periódico amarillista, siempre alegre, sin escrúpulos de niños, porque esas fotos valen oro, oro de putas y de chismes, de trago fino de esta noche y de pagar el arriendo; piensa que ojalá y hayan más de esos para poder ahorrar algo y salir de pobre. Luego llega el noticiero, tras la pista invisible de la moto y se oyen conjeturas: toda una locura escuchar tanta basura que habla la gente.

Y después de minutos que se vuelven horas y de agua que cae sobre mi chaqueta y ya el frío me está matando y estoy a punto de irme, llegas tu, y te cuento todo esto y comprendo por qué te amo: No estás sedienta de sangre y me dices: nos alejamos, no vaya a ser que te pregunten y acabes arrestado.

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